Las fimbrias de la trompa uterina, también conocidas como fimbrias tubae, son pequeñas proyecciones en forma de dedo al final de las trompas de Falopio, a través de las cuales los óvulos se mueven desde los ovarios hasta el útero. Las fimbrias están conectadas al ovario.
Pequeñas células epiteliales, aquellas que recubren las cavidades de todo el cuerpo, con cilios pequeños y delgados (estructuras microscópicas similares a pelos) pulsan dentro de las trompas de Falopio para guiar el óvulo, o huevo, desde el ovario hasta el útero.
Como no hay una conexión directa entre los ovarios y las trompas de Falopio (también conocidas como trompas u oviductos uterinos), el óvulo se transporta al útero en un líquido peritoneal producido por las fimbrias en el borde de la abertura de la trompa.
Debido a que el óvulo no puede moverse por sí mismo, el movimiento de barrido de los cilios de las fimbrias dicta su movimiento. Generalmente, un óvulo tarda entre 3 y 5 días en abandonar el ovario y aterrizar en el útero.
Una vez en la trompa de Falopio o en el útero, el óvulo puede ser fertilizado con el esperma de un hombre durante las relaciones sexuales, lo que posiblemente conduzca al embarazo. Si el óvulo no se fertiliza, se desprenderá durante el próximo ciclo de sangrado menstrual.