Los ganglios linfáticos submandibulares se ubican entre las glándulas salivales submandibulares, que están debajo de la lengua, y la mandíbula, o hueso de la mandíbula inferior. Ocasionalmente, uno o más de los ganglios linfáticos pueden estar incrustados profundamente dentro de la glándula salival.
El sistema linfático es parte del sistema inmune, lo que ayuda al cuerpo a combatir enfermedades y otros agentes nocivos. Los ganglios linfáticos actúan como puntos de filtración y multiplicación celular dentro de este sistema. Filtran el líquido linfático de los desechos y bacterias no deseados y sirven como dispositivos de alerta temprana para la presencia de infección.
Los ganglios submandibulares son pequeños, generalmente miden aproximadamente 1 centímetro en un adulto sano. El conducto submandibular, que lleva líquido linfático al nódulo, mide aproximadamente 5 a 6 centímetros de largo en un adulto promedio. La pared del conducto es delgada y flexible. A medida que el conducto avanza, pasa entre la glándula sublingual y el geniogloso (el músculo primario de la lengua) para crear una abertura en el piso de la boca. A medida que el conducto viaja a través de la parte más profunda de la glándula submandibular, se conecta con afluentes que drenan en el lóbulo.
El suministro de sangre arterial a los ganglios submandibulares surge de múltiples partes de las arterias faciales y linguales. La sangre venosa drena en la vena lingual profunda. Estos ganglios linfáticos filtran la linfa de la glándula submaxilar (salival), lengua, boca, labios, mejillas, nariz y conjuntiva (la membrana que cubre el globo ocular y la parte inferior del párpado).
Los ganglios submandibulares hinchados generalmente indican una infección viral o bacteriana activa y se asocian comúnmente con infecciones de los senos, los ojos y los oídos.