Visión general
La placenta es un órgano que crece en el útero durante el embarazo. La insuficiencia placentaria (también llamada disfunción placentaria o insuficiencia vascular uteroplacentaria) es una complicación poco frecuente pero grave del embarazo. Ocurre cuando la placenta no se desarrolla adecuadamente o está dañada. Este trastorno del flujo sanguíneo está marcado por una reducción en el suministro de sangre de la madre. La complicación también puede ocurrir cuando el suministro de sangre de la madre no aumenta adecuadamente a mediados del embarazo.
Cuando la placenta funciona mal, no puede suministrar oxígeno y nutrientes adecuados al bebé desde el torrente sanguíneo de la madre. Sin este apoyo vital, el bebé no puede crecer y prosperar. Esto puede conducir a bajo peso al nacer, parto prematuro y defectos de nacimiento. También conlleva un mayor riesgo de complicaciones para la madre. El diagnóstico temprano de este problema es crucial para la salud de la madre y el bebé.
Funciones vitales de la placenta
La placenta es un órgano biológico altamente complejo. Se forma y crece donde el óvulo fertilizado se adhiere a la pared del útero.
El cordón umbilical crece desde la placenta hasta el ombligo del bebé. Permite que la sangre fluya de la madre al bebé y viceversa. La sangre de la madre y la sangre del bebé se filtran a través de la placenta, pero en realidad nunca se mezclan.
Los trabajos principales de la placenta son:
- mover oxígeno al torrente sanguíneo del bebé
- llevar dióxido de carbono
- pasarle nutrientes al bebé
- Transferencia de residuos para su eliminación por el cuerpo de la madre.
La placenta también tiene un papel importante en la producción de hormonas. También protege al feto de bacterias dañinas e infecciones.
Una placenta saludable continúa creciendo durante todo el embarazo. La American Pregnancy Association estima que la placenta pesa de 1 a 2 libras en el momento del nacimiento.
La placenta se elimina durante el parto. Según la Clínica Mayo, se entrega entre 5 y 30 minutos después del bebé.
Causas de la insuficiencia
La insuficiencia placentaria está relacionada con problemas de flujo sanguíneo. Si bien la sangre materna y los trastornos vasculares pueden desencadenarlo, los medicamentos y los hábitos de estilo de vida también son posibles desencadenantes.
Las condiciones más comunes relacionadas con la insuficiencia placentaria son:
- diabetes
- presión arterial alta crónica (hipertensión)
- trastornos de coagulación de la sangre
- anemia
- ciertos medicamentos (particularmente anticoagulantes)
- de fumar
- abuso de drogas (especialmente cocaína, heroína y metanfetamina)
La insuficiencia placentaria también puede ocurrir si la placenta no se adhiere correctamente a la pared uterina, o si la placenta se desprende de ella (desprendimiento de la placenta).
Síntomas
No hay síntomas maternos asociados con insuficiencia placentaria. Sin embargo, ciertas pistas pueden conducir a un diagnóstico temprano. La madre puede notar que el tamaño de su útero es más pequeño que en embarazos previos. El feto también puede moverse menos de lo esperado.
Si el bebé no está creciendo adecuadamente, el abdomen de la madre será pequeño y los movimientos del bebé no se sentirán mucho.
El sangrado vaginal o las contracciones prematuras del parto pueden ocurrir con desprendimiento placentario.
Complicaciones
Madre
La insuficiencia placentaria generalmente no se considera potencialmente mortal para la madre. Sin embargo, el riesgo es mayor si la madre tiene hipertensión o diabetes.
Durante el embarazo, la madre tiene más probabilidades de experimentar:
- preeclampsia (presión arterial elevada y disfunción del órgano terminal)
- desprendimiento de la placenta (la placenta se separa de la pared uterina)
- parto prematuro y parto
Los síntomas de la preeclampsia son aumento de peso excesivo, hinchazón de las piernas y manos (edema), dolores de cabeza y presión arterial alta.
Bebé
Mientras más temprano en el embarazo ocurra la insuficiencia placentaria, más graves serán los problemas para el bebé. Los riesgos del bebé incluyen:
- mayor riesgo de privación de oxígeno al nacer (puede causar parálisis cerebral y otras complicaciones)
- dificultades de aprendizaje
- baja temperatura corporal (hipotermia)
- bajo nivel de azúcar en la sangre (hipoglucemia)
- muy poco calcio en la sangre (hipocalcemia)
- exceso de glóbulos rojos (policitemia)
- labor prematura
- parto por cesárea
- nacimiento de un niño muerto
- muerte
Diagnóstico y manejo
Obtener la atención prenatal adecuada puede conducir a un diagnóstico temprano. Esto puede mejorar los resultados para la madre y el bebé.
Las pruebas que pueden detectar la insuficiencia placentaria incluyen:
- ecografía del embarazo para medir el tamaño de la placenta
- ultrasonido para controlar el tamaño del feto
- Niveles de alfafetoproteína en la sangre de la madre (una proteína producida en el hígado del bebé)
- Prueba fetal sin estrés (implica el uso de dos cinturones en el abdomen de la madre y, a veces, un suave timbre para despertar al bebé) para medir la frecuencia cardíaca y las contracciones del bebé.
El tratamiento de la hipertensión materna o la diabetes puede ayudar a mejorar el crecimiento del bebé.
Un plan de atención de maternidad puede recomendar:
- educación sobre preeclampsia, así como autocontrol de la enfermedad
- visitas al médico más frecuentes
- reposo en cama para conservar combustible y energía para el bebé
- consulta con un especialista fetal materno de alto riesgo
Es posible que deba mantener un registro diario de cuándo el bebé se mueve o patea.
Si existe preocupación sobre el parto prematuro (32 semanas o antes), la madre puede recibir inyecciones de esteroides. Los esteroides se disuelven a través de la placenta y fortalecen los pulmones del bebé.
Es posible que necesite atención intensiva para pacientes ambulatorios o hospitalizados si la preeclampsia o la restricción del crecimiento intrauterino (RCIU) se vuelven graves.
panorama
La insuficiencia placentaria no se puede curar, pero se puede controlar. Es extremadamente importante recibir un diagnóstico temprano y una atención prenatal adecuada. Estos pueden mejorar las posibilidades de crecimiento normal del bebé y disminuir el riesgo de complicaciones durante el parto. Según el Hospital Mount Sinai, la mejor perspectiva se produce cuando la afección se detecta entre 12 y 20 semanas.