Visión general
La hepatitis C es una infección causada por el virus de la hepatitis C (VHC) que provoca inflamación del hígado. Los síntomas pueden ser leves durante muchos años, incluso mientras se produce daño hepático. Muchas personas con hepatitis C terminan con hepatitis C crónica que puede durar toda la vida. Las consecuencias de la infección a largo plazo incluyen daño hepático, cáncer de hígado e incluso la muerte.
La detección y el tratamiento tempranos son clave para detener la progresión de la hepatitis C y evitar complicaciones mayores.
Siga leyendo para saber cómo se transmite el VHC y cómo progresa la infección.
Cómo se propaga la hepatitis C
Puede contraer el VHC por contacto con sangre o algunos fluidos corporales que contienen VHC. Corre el riesgo de contraer el virus si:
- compartir agujas infectadas
- entrar en contacto regular con sangre
- ha tenido diálisis renal a largo plazo
- tener relaciones sexuales con múltiples parejas sin condones
Las madres con VHC también pueden transmitir el virus a sus hijos durante el parto, pero no a través de la lactancia materna.
Señales de alerta temprana
En la mayoría de los casos, no hay señales de advertencia temprana. La mayoría de las personas no presentan síntomas y desconocen la infección. Otros experimentan síntomas leves, como fatiga y pérdida de apetito, que tienden a desaparecer por sí solos.
Alrededor del 15 al 20 por ciento de las personas que contraen el VHC luchan sin tratamiento o daño a largo plazo a su salud.
Hepatitis C aguda
La fase aguda de la hepatitis C es los primeros seis meses después de contraer el VHC. Los primeros síntomas pueden incluir:
- fatiga
- pérdida de apetito
- ictericia o leve coloración amarillenta de la piel y los ojos
En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen en unas pocas semanas. Si su sistema inmunitario no combate la infección por sí solo, entra en la fase crónica. Debido a la falta de síntomas, la hepatitis C puede pasar desapercibida durante años. A menudo se descubre durante un análisis de sangre que se realiza por otros motivos.
Hepatitis C crónica
Alrededor del 75 al 85 por ciento de las personas con hepatitis C progresan a la fase crónica. Sin embargo, incluso en la fase crónica, los síntomas pueden tardar años en aparecer. La progresión comienza con la inflamación del hígado, seguida de la muerte de las células del hígado. Esto provoca cicatrices y endurecimiento del tejido hepático.
Alrededor del 20 por ciento de las personas con hepatitis C crónica desarrollan cirrosis hepática en 15 a 20 años.
Cirrosis del higado
Cuando el tejido cicatricial permanente reemplaza las células hepáticas sanas y su hígado pierde la capacidad de funcionar, se llama cirrosis. En esta condición, su hígado ya no puede curarse solo. Esto puede causar una variedad de problemas de salud, incluida la acumulación de líquido en el abdomen y el sangrado de las venas del esófago.
Cuando el hígado no puede filtrar las toxinas, pueden acumularse en el torrente sanguíneo y afectar la función cerebral. La cirrosis del hígado a veces puede convertirse en cáncer de hígado. Este riesgo es mayor en personas que beben alcohol en exceso. El tratamiento de la cirrosis depende de la progresión de la afección.
Etapa final
La hepatitis C crónica puede causar graves consecuencias para la salud a largo plazo. La hepatitis C en etapa terminal ocurre cuando el hígado está severamente dañado y ya no puede funcionar correctamente.
Los síntomas pueden incluir:
- fatiga
- ictericia
- náusea
- pérdida de apetito
- hinchazón abdominal
- pensamiento confuso
Las personas con cirrosis también pueden experimentar sangrado en el esófago, así como daño cerebral y del sistema nervioso.
Un trasplante de hígado es el único tratamiento para la enfermedad hepática en etapa terminal. Aquellos que han tenido hepatitis C y reciben un trasplante de hígado casi siempre ven el regreso de la infección. Debido a que la enfermedad recurre, el tratamiento de la infección viral generalmente sigue a la cirugía de trasplante.
Factores que afectan la progresión
Debido a que el alcohol se procesa en el hígado, el consumo de alcohol en exceso puede acelerar el daño hepático. El daño también progresa más rápido en personas con sistemas inmunes debilitados, como aquellos con VIH.
Las personas que también tienen hepatitis B tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de hígado.
Los hombres con cirrosis tienden a progresar más rápido que las mujeres con esta afección. Además, las personas mayores de 40 años con cirrosis progresan a un ritmo más rápido que las personas más jóvenes.
Si cree que tiene hepatitis C en cualquier etapa, consulte con su médico. La detección y el tratamiento tempranos son la mejor manera de prevenir y tratar cualquier complicación o progresión grave. Como no existe una vacuna contra la hepatitis C, la mejor medida de prevención es evitar situaciones en las que entraría en contacto con la sangre de otra persona.