Como urbanita, disfruto mucho de la vida en la ciudad, como caminar a pintorescas cafeterías y restaurantes locales, asistir a eventos culturales y conocer gente de diversos orígenes. Pero aunque vivir en una metrópoli puede ser emocionante, hay algunas desventajas.
Por ejemplo, el tráfico pesado me dificulta socializar con mis amigos suburbanos. Las frustraciones adicionales incluyen transporte público abarrotado, contaminación acústica y tener que pagar casi $ 15 para ver una película.
Esto puede sonar como pequeñas molestias, pero los estudios muestran que el ajetreo y el bullicio de la vida urbana pueden afectar nuestra salud física y mental. Esto es lo que puedes hacer al respecto.
La estimulación constante de la vida en la ciudad puede tener un gran impacto en su salud mental
Si bien vivir en una metrópoli tiene sus ventajas, puede afectar enormemente nuestra salud mental.
En comparación con los residentes rurales, los investigadores descubrieron que los urbanitas tienen un 21 por ciento más de probabilidades de tener trastornos de ansiedad y un 39 por ciento más de tener trastornos del estado de ánimo. Un metaanálisis de 2017 también encontró que las tasas de las siguientes afecciones de salud mental fueron más altas entre las personas que viven en áreas urbanas:
- TEPT
- control de la ira
- trastorno de ansiedad generalizada
Lo mismo era cierto para los trastornos psicológicos más graves como la esquizofrenia y la paranoia.
Entonces, ¿cuál es la explicación? Según los psiquiatras, la vida urbana le da al cerebro un entrenamiento, lo que altera la forma en que enfrentamos el estrés.
Así es como funciona: la estimulación constante de la vida en la ciudad puede impulsar al cuerpo a un estado estresante, conocido como la respuesta de lucha o huida. Eso puede hacernos más vulnerables a los problemas de salud mental, como la depresión, la ansiedad y el uso de sustancias. Esto podría ayudar a explicar por qué el 19.1 por ciento de los estadounidenses viven con un trastorno de ansiedad, mientras que el 6.7 por ciento tiene depresión.
La vida en la ciudad también puede afectar su sistema inmunológico psicológico, lo que puede ser precario para aquellos con antecedentes familiares de enfermedad mental. Según los psicólogos, este estrés ambiental puede aumentar su riesgo de desarrollar una afección psiquiátrica, como ansiedad, depresión o trastorno bipolar.
Aunque la vida urbana puede generar angustia emocional, la vergüenza y el estigma pueden impedir que los adultos jóvenes hablen de sus luchas. Esto puede explicar por qué se sienten más solos que las generaciones anteriores, según un estudio de Cigna.
Además, los adultos jóvenes, especialmente los millennials, a menudo sienten agotamiento, un estado estresante de agotamiento mental y físico que puede exprimir la alegría de la vida.
Las generaciones más antiguas pueden ver a los millennials como adultos incompetentes que rehúyen la responsabilidad, pero como Anne Helen Peterson escribió para Buzzfeed, los millennials tienen "parálisis de recados" y piensan que siempre deberían estar trabajando.
Para los adultos jóvenes que viven en ciudades que nunca duermen, esta creencia puede intensificarse, lo que se suma a las dificultades psicológicas de la vivienda urbana.
Vivir en una ciudad también puede afectar la calidad del sueño y la salud cardiovascular
La vida en la ciudad no solo puede afectar nuestro bienestar mental, sino que también puede afectar nuestra salud física. Un estudio de 2017 sugiere que la exposición excesiva a la contaminación del aire y el ruido de la ciudad pueden dañar la salud cardiovascular de una persona.
Parece que el ruido del tráfico puede interferir con la calidad del sueño y provocar un pico de cortisol, la hormona del estrés. Con el tiempo, los niveles elevados de esta hormona pueden aumentar el riesgo de una persona de desarrollar enfermedad cardiovascular.
También parece que los habitantes urbanos pueden ser más propensos al insomnio y las dificultades para dormir. En una encuesta realizada a más de 15,000 personas, los investigadores de la Universidad de Stanford descubrieron que las luces brillantes de una ciudad pueden amortiguar la capacidad de una persona para descansar bien por la noche.
Según la encuesta, el 6 por ciento de las personas que viven en áreas urbanas muy iluminadas dormían menos de seis horas cada noche. También encontraron que el 29 por ciento de estos urbanitas no estaban satisfechos con la calidad de su descanso nocturno.
Aquí le mostramos cómo ayudar a evitar que la vida en la ciudad perjudique su bienestar mental y físico
Aprender a lidiar con los factores estresantes de la vida en la ciudad puede ayudar a reforzar su bienestar físico y emocional. Los siguientes consejos pueden ayudar a evitar que el agotamiento, la soledad y la depresión puedan sacar la felicidad de la vivienda urbana.
Pasar tiempo al aire libre
Pasar demasiado tiempo rodeado de concreto puede causar un mal caso de tristeza en la ciudad. Pero ir al parque o dar un paseo por la naturaleza puede ofrecer una solución. Los estudios demuestran que conectarse con la naturaleza puede ayudar a mejorar su bienestar psicológico e incluso prevenir la depresión.
Los urbanitas ocupados pueden preocuparse, sin embargo, de que no tienen suficiente tiempo para pasar afuera. Afortunadamente, no necesitas esculpir todo un fin de semana para beneficiarte del aire libre. Intenta salir y encontrar espacios verdes como un parque durante la hora del almuerzo, o organiza una caminata semanal y habla con un amigo cercano.
Los investigadores de Stanford descubrieron que caminar en la naturaleza ayuda a restablecer el termostato emocional del cerebro. Eso nos ayuda a controlar las emociones angustiosas, lo que refuerza nuestra capacidad para lidiar con el estrés.
Crear una comunidad
Conectarse con su vecindario puede hacer que se sienta más como en casa, pero en la era de las redes sociales, es menos probable que le pidamos a nuestros vecinos pequeños favores.
Sin embargo, estas interacciones sociales ayudan a construir conexiones sociales y a formar intimidad. Incluso pueden mejorar nuestra salud física.
Con eso en mente, abrace a su Sr. Rogers interno y tómese el tiempo para conocer a sus vecinos. Invítelos a cenar o entable una conversación con el barista en su cafetería local. Conectarse con otros, incluso con extraños, puede ayudar a combatir la soledad. Las conversaciones pequeñas son formas maravillosas de fomentar nuevas relaciones.
Ejercicio
No sorprende que el ejercicio sea bueno para nuestra salud física y mental. Los estudios demuestran que hacer ejercicio puede hacernos más felices, mejorar nuestro sistema inmunológico y ayudar a prevenir enfermedades cardíacas.
Sin embargo, el negocio y los gastos de la vida en la ciudad pueden evitar que trabajemos tanto como nos gustaría. Si una membresía en un gimnasio o una clase de ciclismo no están en su presupuesto, intente una rutina de ejercicios grupales. En ciudades como Los Ángeles, San Francisco y Londres, las clases grupales de ejercicio al aire libre suelen ser menos costosas y se pueden encontrar en los vecindarios locales.
Hable al respecto
Hablar sobre los altibajos de la vida en la ciudad es una forma de lidiar con el estrés. Encontrar a otros que validen su experiencia puede afirmar que no está solo. Si tiene problemas de salud mental como depresión o ansiedad, la terapia puede ayudar. Sin embargo, dependiendo de su cobertura de seguro, puede ser costoso.
No dejes que eso te impida buscar apoyo. La mayoría de las principales ciudades de los Estados Unidos ofrecen clínicas de salud mental y grupos de apoyo a bajo costo. Aprender sobre las opciones asequibles de atención de salud mental puede ayudarlo a encontrar el tipo de apoyo adecuado.
Si el proceso parece desalentador, recuerde que la terapia no dura para siempre, pero hablar con un profesional puede evitar que el estrés se convierta en algo más grave y a largo plazo, como el agotamiento, la ansiedad generalizada o la depresión mayor.
La línea de fondo
La vida urbana puede generar tanto estrés como emoción. Saber cómo evitar que la vida en la ciudad afecte su salud física y mental puede marcar una gran diferencia.
No sorprende que el ejercicio, hablar con los seres queridos y encontrar una comunidad pueda impulsar su estado de ánimo. Y aunque estas actividades pueden beneficiarnos a todos, estas interacciones pueden ayudar a los habitantes de la ciudad a mantenerse a flote.
Juli Fraga es una psicóloga licenciada con sede en San Francisco, California. Se graduó con un PsyD de la Universidad del Norte de Colorado y asistió a una beca posdoctoral en UC Berkeley. Apasionada por la salud de las mujeres, aborda todas sus sesiones con calidez, honestidad y compasión. Mira lo que está haciendo en Twitter.