¿Qué es una dislocación de la articulación tibiofemoral?
La articulación tibiofemoral se denomina comúnmente articulación de la rodilla. Una dislocación tibiofemoral es el nombre formal de una rodilla dislocada. Es una lesión bastante rara, pero grave.
Una dislocación tibiofemoral puede dañar las estructuras que sostienen la rodilla. Esto puede provocar inestabilidad articular, que puede ser un problema a largo plazo. Además, los nervios y tendones tibiales dañados dentro de la rodilla pueden causar dolor a largo plazo.
También es posible que la arteria poplítea, una de las arterias de la rodilla, pueda verse afectada. Si no se trata, la arteria puede bloquearse. Esta complicación grave puede evitar que otros tejidos obtengan sangre, lo que podría conducir a la amputación. Las lesiones de la arteria poplítea ocurren en alrededor del 20 al 40 por ciento de todas las luxaciones de rodilla y en el 65 por ciento de los traumas de alta energía.
¿Cuáles son los síntomas de las luxaciones tibiofemorales?
El síntoma más obvio de una luxación tibiofemoral será un dolor intenso en la rodilla. Otros síntomas pueden incluir:
- hinchazón de la rodilla
- Deformidades de la rodilla, como que parezca que la rodilla está fuera de lugar.
- hematomas
- capacidad limitada para doblar la rodilla
- una rodilla que no puede soportar peso o es inestable
Intenta no doblar la rodilla si sospechas que está dislocada.
Una fosa poplítea inflamada, la hendidura poco profunda en la parte posterior de la rodilla, puede indicar una lesión arterial poplítea.
¿Qué causa una luxación tibiofemoral?
Las luxaciones tibiofemorales son causadas por un impacto directo y duro en la rodilla. Esto ocurre comúnmente en accidentes automovilísticos. Otro trauma puede ocurrir durante una lesión sufrida durante los deportes de contacto o una caída dura.
Los dos tipos más comunes de luxaciones tibiofemorales son las luxaciones posterior y anterior.
Una dislocación posterior ocurre cuando algo golpea el frente de la rodilla y empuja la tibia, o tibia, hacia atrás. Esto puede suceder durante caídas o en algunos accidentes automovilísticos.
La hiperextensión de la rodilla, que es una extensión más allá de su rango habitual, causa una luxación anterior. Aproximadamente 30 grados de hiperextensión pueden conducir a este tipo de luxación.
Menos común es lo que se llama una dislocación rotativa. Puede ocurrir cuando su cuerpo gira en una dirección que es diferente de su pie de pie.
¿Cómo se diagnostica la luxación tibiofemoral?
Consulte a su médico de inmediato si sospecha una luxación tibiofemoral. No se puede tratar sin intervención médica.
Durante el proceso de diagnóstico, su médico confirmará la dislocación y su gravedad. Esto determinará el tratamiento, así como también verificará las otras complicaciones que podría causar una dislocación de la rótula.
Su médico primero le hará un examen físico, donde observará su rodilla en busca de signos de deformidad, hematomas, hinchazón e inestabilidad. Pueden mover la rodilla para buscar limitaciones en la movilidad. Le preguntarán sobre su historial médico y cómo se sostuvo la lesión.
Su médico también ordenará una radiografía o una resonancia magnética. Las radiografías le darán a su médico una visión más clara de la articulación. Una resonancia magnética los ayudará a ver ligamentos, tendones o cartílagos que también pueden haber sido dañados.
Su médico usará estas pruebas para asegurarse de que tenga una luxación tibiofemoral. Buscarán signos de fracturas de huesos en el área: tibia, rótula y fémur. Las pruebas de imagen podrán ofrecer un diagnóstico diferencial. Es decir, le permite a su médico descartar otras afecciones que pueden causar los mismos síntomas.
Su médico ordenará otras pruebas para buscar complicaciones adicionales. Esto puede incluir un ultrasonido Doppler para buscar flujo sanguíneo deteriorado.
¿Cómo se tratan las luxaciones tibiofemorales?
A diferencia de otras luxaciones, la mayoría de las luxaciones tibiofemorales requieren cirugía para un tratamiento completo. Esto se debe a que hay una mayor incidencia de daños que debe repararse, que a menudo ocurre en estas estructuras en el área de la lesión:
- ligamentos
- tendones
- arterias
- vasos sanguineos
La cirugía generalmente no ocurre de inmediato. Su cirujano puede esperar hasta tres semanas después de la lesión. Esto permite que baje el tiempo de hinchazón. Pueden recomendar tomar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, aplicar hielo y mantener la pierna elevada primero.
Si su rodilla está llena de líquido, su médico puede ordenar una aspiración articular. En este procedimiento, su médico usa una jeringa para eliminar el exceso de líquido de la articulación.
Después de la cirugía, su médico probablemente le recomendará una terapia de rehabilitación. Un fisioterapeuta le enseñará estiramientos y ejercicios para mejorar la movilidad, la fuerza y la función de la rodilla. También es posible que deba usar rodilleras durante la actividad física para mantener la rodilla en su lugar.
Tanto antes como inmediatamente después de la cirugía, su médico le recomendará usar muletas y reducir la presión sobre la pierna afectada. Durante el proceso de tratamiento y recuperación, su médico también puede recetarle analgésicos.
¿Cuál es el pronóstico para la luxación tibiofemoral?
Con la cirugía reconstructiva y la fisioterapia, muchas personas se recuperan por completo o casi por completo. Algunas personas pueden experimentar dolor crónico o artritis más tarde como resultado de la lesión.
Si bien el tratamiento está disponible para una dislocación tibiofemoral, es preferible evitar por completo dicha lesión. El mejor método de prevención es usar siempre el equipo de protección adecuado, como rodilleras, al practicar deportes de alto contacto. También debe usar el cinturón de seguridad mientras viaja en un automóvil.